Descripción
El 30 de diciembre de 2010, cientos de aficionados completaron el aforo de Kafe Antzokia de Bilbo. El interés lo había despertado un juglar que lleva dibujando la verde melancolía de Euskal Herría desde hace quince años, Mikel Urdangarin, uno de los escasos solistas (aunque se apoye en banda o en diversas coreografías) euskaldunes que apuesta por el folk-rock, un mundo donde los ritmos medios son parte de la belleza y esbeltez de la narración.